Monday, December 7, 2009

Una charla amigable en Stanley. Hong Kong


Hoy he vuelto a ir a la cárcel. Hay muchos nuevos reclusos que sólo hablan español y a los que ningún familiar visita pues la lejanía de sus hogares, lo hace casi imposible.

En la cárcel de Stanley de alta seguridad en sus dos clases A (más de diez años de condena) y B en Hong Kong, hay un total de 10 presos hispanohablantes. Dos peruanos, un uruguayo, un brasileño y el resto, colombianos. Las edades y las penas son diferentes. Considerando que lo que me cuentan se puede creer o no, ahí queda como testimonio biográfico o de ficción cosas que me contaron:

3300088: sansanlinglinglingbaba: Es un caballero andino de pelo canoso y cara de ángel, redonda y tez bronceada, “ mi señora pues, antes de que venga el oficial (de que se acaba la visita) solo quiero dejarle saber lo agradesido que estoy por que ustedes vienen y cuénteme lo que hay por ahí fuera”. Le han caído ocho años y ocho meses, tiene la celda ocho y su número de preso acaba en dos ochos. “ ¿es usted católica?, pues nosotros no creemos en eso, ¿verdá?. Para mi el ocho no es número de muy buena suerte”, me dice al hacerle notar que en China el ocho es número con buenos augurios.

Yo antes trabajaba para el gobierno en mi país”, “ tengo dos hijas en universidad y trabajando y un hijo que también trabaja ahora para el gobierno. Es… oficial. Policía.” En su primer viaje a Hong Kong dice que lo pillaron, en el 2004.

Soy de Cúcuta”. He vivido en Venezuela y en Colombia y eso me hace conocedora de algunas cosas de a pie de calle de allá (Venezuela y Colombia tienen ese tipo de relación que se tiene cuando son países vecinos, hermanos: para generalizar, no muy buena) y me hacen sus confidencias, aunque me saben española. Cúcuta es la ciudad colombiana fronteriza con Venezuela. De Cúcuta sé que es por dónde entraba y salía todo entre Venezuela y Colombia: contrabando de carne, leche, gasolina y armas, drogas y gentes supongo. Recuerdo que en 1984 faltaba carne y leche en Venezuela porque se la llevaban por Cúcuta. En Colombia era más cara que en Venezuela. Lo mismo con la gasolina que en Venezuela es muy barata obviamente. Con la droga me imagino que la salida por Venezuela puede ser otro canal de distribución. La gente de Cúcuta entraba y salía de Venezuela como si fuera su casa, pero allá son considerados los malucos colombianos. Empleadas domésticas y buenos trabajadores. Casi un millón de habitantes y la mayor tasa de desempleo del país.

Tuve una necesidad un mal día y se me ocurrió venirme a Hong Kong con un paquetico, mi señora” . Ya no quise preguntar si fue un día ocho o en agosto quizá.

Esta mañana estaba en el locutorio intentando hablar con mi familia y de repente oigo sansanlinglinglingbaba, y voy al oficial y me dice que tengo “visit” y yo le digo “ju, ju, quién” y me dice: una señora. Y he venido corriendo”. Creo que hay alegría en su comentario. Me ha dicho que los cuatro años que le faltan le parecen poco ya, pues la vida ahí es rutina y se pasan los días como si fueran años. Contradictorio. También me han dicho que en las últimas visitas que hicieron las chicas, él no ha salido, porque no se encontraba bien, porque estaba ocupado, porque no quería. No me ha dicho el motivo. A veces uno se deprime. Pero en nuestra conversación, el no decaer y dar paso a la tristeza es siempre una constante.

Una hora de charla agradable sobre el calentamiento global, la situación política, el tiempo, la celda, mis hijos y mi trabajo y de las noticias que a veces en resumen les envía su consulado y que por favor que no les llegan libros en español, que no saben que pasa y que quieren leer.

¡Hasta la próxima!

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